Mientras escribo esta reseña es inevitable sentir de nuevo en viva piel lo que Casa Velas provocó en mí. Bastó unos cuantos días para que mi esposo y yo viviéramos una experiencia que nos dejó fascinados.

El deleite comenzó desde la particular ubicación de este hotel boutique, inmerso en el campo de golf Marina Vallarta y envuelto por exóticos jardines que desprenden serenidad. 

Fuimos recibidos por una arquitectura de estilo colonial, similar a la de una hacienda mexicana, adornada con tradicionales adoquines color café, así como estanques con peces koi y una vegetación minuciosamente cuidada.

La hospitalidad de Puerto Vallarta se hizo presente al entrar al lobby, una sonrisa genuina y un saludo desde el corazón nos dio la bienvenida, mientras una esencia de lavanda y cítricos nos liberó de la tensión del viaje en avión. 

Nos hospedamos en una Suite Wellness, ideal para descansar, desconectarse y admirar el amanecer en todo su esplendor desde su terraza, acompañados de un delicioso café. La piscina de inmersión es perfecta para disfrutar un coctel o un vino a media tarde, mientras el sonido de las aves te relajan por completo.

El jardín botánico del hotel fue uno de mis lugares favoritos; ya fuera sentir el césped en mis pies durante una sesión de meditación o leer mi libro favorito en las sillas colgantes, este espacio está diseñado para revitalizar los sentidos. 

Su restaurante Emiliano es exquisito. Cada platillo despierta tu paladar de una forma diferente; personalmente me encantó que la mayoría de los alimentos se preparan con ingredientes cultivados en el jardín botánico, lo cual le da un toque diferente al concepto de cocina orgánica y artesanal.

Para disfrutar de la brisa del mar y los impactantes atardeceres del Pacífico mexicano, Casa Velas cuenta con un Club de Playa privado, ubicado a menos de 5 minutos del hotel y con transporte de cortesía a tu disposición, así como un exquisito menú de cocina asiática y cocteles.

Gracias a todas las comodidades y actividades —clases de pintura, degustaciones de vino, sesiones de yoga, entre otras—, la playa pasa a segundo término por momentos, ya que el hotel por sí solo posee una mística especial para calmar mente y cuerpo.  

Por último, y no menos importante, su programa de higiene y seguridad está tan completo que desde tu llegada hasta tu salida te despreocupas de absolutamente todo. Los protocolos están sumamente cuidados y respetados, además de que tanto Puerto Vallarta como Casa Velas cuentan con el sello Safe Travels de la WTTC y esto es una garantía.

Este hermoso hotel se convirtió en mi oasis para descansar, y si tú también buscas relajarte y desconectarte de todo, Casa Velas es para ti.

Traducción de la reseña escrita por Morgan B. de Oakland, California, huésped de Casa Velas.