¡Extra, extra!: conoce más sobre el Día Internacional de los Repartidores de Periódicos
¿Sabías que existe un Día Internacional al año, en el mes de octubre, en el que se celebra a los repartidores de periódicos? Esta fecha especial fue creada por la Asociación de Periódicos de América y se programa junto con la Semana Nacional de Periódicos. Este año, el día designado es el 10.
El motivo principal es honorar a las empresas dedicadas a la distribución de información a través del periódico, como a los encargados de llevar este medio de comunicación hasta la puerta de cada casa, en todas las comunidades; un oficio que poco a poco se ha desvanecido.
Los repartidores de periódicos, así como los voceadores, a lo largo de los años sobrevivieron de su noble labor, pero también se enfrentaron a injusticias, salarios bajos, y a la lucha por vivir dignamente.
Un poco de historia en México
En el año de 1923, Atilano Bautista fundó la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, cuya intención fue dar dignidad al voceadores-vendedores, ya que los consideraban “el último peldaño de la sociedad”. Muchos de ellos no tenían hogar, ganaban menos que un obrero y los acusaban de ser deshonrados.
Esta Unión incluye a los desaparecidos voceadores y a los quioscos, los cuales cada vez son menos frecuentes en las calles y que, de despachar más de 100 periódicos diarios, ahora apenas logran vender un promedio de diez ejemplares, viéndose en la necesidad de sobrevivir de la venta de otros productos como dulces, refrescos, aguas, galletas y cigarros.
La huelga de los newsboys en Estados Unidos
La producción en masa de periódicos en Estados Unidos entró de lleno a mediados del siglo XIX, época considerada como “la era dorada de la prensa”; fue entonces cuando surgieron los vendedores de periódicos que voceaban las noticias en las calles con un estilo muy especial: “¡Extra, extra!”, fue la exclamación que se emblematizó incluso en otros países.
El año 1899 marcó a la prensa de la ciudad de Nueva York. En aquellos tiempos era muy común ver las calles llenas de niños que repartían sus periódicos a cambio de una moneda, mejor conocidos como los newsboys, quienes distribuían principalmente los periódicos de dos grandes empresarios: Joseph Pulitzer, dueño de World, y Randolph Hearst, fundador de Journal. Es importante aclarar que no trabajaban para ellos, sino que compraban la mercancía por su cuenta para ganarse la vida.
No muy diferente a como se explicó anteriormente en el contexto mexicano, muchos de estos pequeños eran huérfanos y se encontraban en situación de calle debido a la gran afluencia de inmigrantes a la que se enfrentaba la ciudad en aquel tiempo.
Entre los newsboys llegaron a formar una especie de hermandad en la que se protegían unos a otros. El dinero que juntaban lo aprovechaban para comprar más periódicos y comer humildemente. Eran niños simpáticos que voceaban sus noticias con el mayor carisma posible para obtener más propinas. Se caracterizaban por vestir boinas, abrigos, chalecos, pantalones cortos, calcetines largos y botas.
Pulitzer y Hearst decidieron incrementar los impuestos de sus periódicos, complicando así la situación para los newsboys, quienes ganaban poco más de 20 centavos al día y en muchas ocasiones no lograban vender todas las piezas.
Fue a raíz de esto que surgió su descontento y decidieron organizar una huelga de dos semanas en la que dejaron de comprar y vender periódicos. Esto impactó directamente a las empresas, provocando que la producción de World se redujera de 360,000 ejemplares a 125,000, es decir, que los newsboys prácticamente eran el 35% del sustento de estos medios.
La exigencia hacia los magnates de la prensa era que redujeran sus precios e impuestos. Entre los entusiastas destacó Kid Blink, un joven de al parecer 18 años cuyo nombre real era Louis Balleti, y que se convirtió en el líder del movimiento. Terminando las dos semanas de protestas, las empresas de Pulitzer y Hearst ofrecieron un acuerdo a los newsboys: no bajarían sus precios, pero les comprarían los periódicos que no se hayan vendido.
Fue así como estos niños marcaron la historia de la prensa en Estados Unidos, convirtiéndose incluso en fuente de inspiración para Disney, dando vida a Newsies, un musical llevado a la pantalla grande y a los escenarios de Broadway.
Oficio olvidado
Es probable que recuerdes —incluso con cierta nostalgia— a aquel personaje sobre su bicicleta repartiendo periódicos de puerta en puerta o al voceador parado en la esquina de alguna avenida cantando las novedades del día. Este oficio ahora parece distante, incluso extinto en muchas ciudades del mundo debido al crecimiento e impacto del internet y las redes sociales.
Sin embargo, no hay nada que se compare con el aroma de la tinta fresca sobre el papel, o tomarse una buena taza de café mientras se leen las columnas favoritas de un periódico. ¿Estás de acuerdo?
¡Cuéntanos en los comentarios si aún recibes el periódico en tu casa o lo compras en las calles de tu ciudad!